David. Obra de Juan de Ancheta. Museo Diocesano de Arte Sacro, Vitoria-Gasteiz. Depósito de la parroquia de San Miguel Arcángel de Vitoria-Gasteiz.
De este célebre escultor vasco de mediados del siglo XVI existen escasos datos biográficos y éstos sólo abarcan los últimos 23 años de su vida. Juan de Ancheta es guipuzcoano, nacido en Azpeitia en fecha desconocida. Se educó en Florencia donde trabó conocimiento con el magnífico renacimiento italiano, contempló las obras de Della Quercia, de la Robbia, Donatello y, en especial, de Miguel Angel cuya influencia es innegable y persiste a través de toda su producción. En 1565 está ya establecido en Valladolid donde conoce y se relaciona con los principales maestros de la escuela castellana de la época. En 1576 ha abandonado Valladolid para establecerse definitivamente en Pamplona —calle de las Navarrerías—, ciudad en la que había de llevar a cabo sus principales logros.
La actividad del joven Ancheta es grande; trabaja entre otras cosas en el retablo de la iglesia de San Pedro de Zumaya, donde se ponen de manifiesto las principales características de sus figuras, el denso mundo interior de las mismas, las proporciones atléticas aunque algo achaparradas, la sobriedad de los planos, el recogimiento de los ademanes. Un año antes se había concluido el contrato entre la parroquia de Cáseda y Ancheta para la construcción del retablo y sagrario de Santa María de Cáseda que le había de ocupar durante cuatro años. Ebtre los años 1576 y 1578 trabaja para el retablo de la Catedral de Burgos ejecutando la Asunción. También es posible que contribuyera a la factura del retablo de la Trinidad de la Catedral de Jaca, en el de Alquiza, en el de Asteasu, del que sólo subsiste una imagen de San Pedro, y en el de Régil. Desde 1580, ocho años antes de su muerte, Ancheta tiene que recurrir al trabajo de tasador —viaja a Valtierra, Alquiza, Salvatierra, San Sebastián, etc.— para aliviar su precaria situación económica.
Ejecuta una de sus obras más perfectas, el retablo de Aoiz, aunque la obra cumbre de la creación de este escultor vasco es la que le ocupa desde antes de 1583 hasta su muerte, en 1588. Se trata del retablo y sagrario de Santa María de Tafalla. El retablo no pudo ser terminado por la temprana muerte del artista; su conclusión corrió a cargo de Pedro González de San Pedro y su policromía la ejecuta Juan de Landa.
